Daniela Ramsfelder

Nació y se crio en Buenos Aires, Argentina (1975). Se formó académicamente en dibujo y pintura en el New York Studio School y la Parsons School of Design (EE. UU.). Radicada en el exterior, colaboró como asistente de varios artistas, entre los más destacados Suzanne McClelland y Carol Irving. Ya instalada en Buenos Aires, asistió a la Universidad Di Tella junto a Diego Bianchi y a la Escuela de Proyectos, de la mano de Sergio Bazán, Manuel Ameztoy, Augusto Zanella y Laura Messing. Simultáneamente, estudió pintura durante varios años con Adriana Ablin.

En 2024 cursó clínica de obra con Paola Vega. Entre sus muestras individuales más destacadas se encuentran: Galería Lorena del Pilar Art, Galerías Larreta (octubre 2025); Japón Pop en DAIN Usina Cultural (2024); Lado B en Dolores Valdés Art (2023); La Vie en Rose en el Atelier de San Javier (2022); Bled en la Embajada de Argentina en Washington D. C. (2018); y En Zoom en Quimera del Arte (2014).

Su obra forma parte de la colección del BIND Banco Industrial, de OLEGA S.A. y de numerosas colecciones privadas en Argentina y el exterior. Ha sido seleccionada en el Salón Nacional Palais de Glace (Pintura) (2025), en Del Piso al Techo de la Galería Cecilia Caballero (2025) y en el Salón Bancor de Pintura (2024). Actualmente, vive y trabaja en San Javier, Traslasierra, Córdoba, donde tiene su atelier, espacio de exhibición y producción.

Es representada por Diderot Art y Lorena del Pilar Art.

Statement

Vivir en las sierras transformó profundamente mi forma de habitar el arte. Este entorno me brindó la paz mental que necesitaba para mi proceso creativo. El silencio que buscaba encontró aquí el espacio para desplegarse, expandirse y dar lugar a una transición: de un paisaje abstracto, lleno de naturaleza, a una geografía mucho más emocional. Una pintura con mayor edición visual, saturación de color, utilización de símbolos propios y elementos de fuerte identidad personal que asocio a una abstracción espiritual.

Trabajo con un lenguaje construido en capas. Primero, marco las tensiones en blanco que trazan el mapa de la composición, con gestos que ya se volvieron parte de mi vocabulario pictórico, casi como una huella registrada.

Luego comienza la selección de colores: con pausa, voy ubicando cada tono y cada elemento, buscando siempre un equilibrio visual entre gesto y estructura. El uso del color flúo y metálico —casi lumínico— sitúa mi obra en una dimensión sensorial y vibracional que intenta conectar lo íntimo con lo universal. Los fondos negros, en cambio, son una elección deliberada para aportar profundidad, silencios y contrastes.

Trabajo principalmente con acrílico, lápiz, papel y lienzo.